Condesa Mencía 54

Condesa Mencía 54

Retrato de una de las casas de una barriada de casas para obreros construidas tras la guerra civil promovidas por el Régimen Franquista, desde un punto de vista más emocional que supone una visión paralela a la histórica y geométrica. La persona retratada es la abuela paterna, lo que supone que el acercamiento histórico o espacial al lugar queda interferido por el caracter emocional de la visión personal.

Me acuerdo yo que estaba sirviendo, de soltera, y sin idea de casarme, cuando vino el jefe mio, que era coronel, porque estas tenían mucho auge de … pues oye, que entonces… ahora hay muchos chalets, pero entonces en aquellos tiempos no había nada. Y a verla el jefe, pero no la cogieron y bueno total que aquí vinimos. Y aquí yo traje a José Luis de tres años, tres añitos tenía.
Y me acuerdo, pues esto, todo estaba abierto, claro, se pasaban de un sitio a otro, y decía; “Mama, mama” dice: “en esta casa hay tres chiguitas, una más ladrona que la otra” Tres años, te puedes imaginar… un día las pegó un palo.
Pero bueno, siempre bien, buah, yo a esta la he calentado las sábanas… cuando estuvieron malas la Chari, la del policía, y su madre, yo las tostaba las sábanas en la gloria.
Yo a las seis de la mañana todos los días arriba maja, para estar a las ocho en casa para arreglar a mis niños para que irían al colegio, que fijaté que José Luis iba  allá a la escuela, en San Pedro y San Felices.
Y allí es donde teníamos los cerdos, aquello que tu te acordarás, que venía así otro gallinero. Pues aquí estaban los cerdos de cria. Cuando parían cuantas noches habré dormido yo allí. Y luego cuando terminaban ya de parir, les cogía, les llevaba aquí a la cochera,  y ahí les cortaba los dientes.
Teníamos no sé si doce o catorce gordos, era por San Pedro, hacía calor, y los cerdos son muy cabezotas, buh son cabezotas cien por cien, y no querían salir, y claro pues se conoce que se fatigaron, y nada más sacarles a fuera de la puerta de la cochera, se cayó uno redondo. Uy si ves al abuelo, madre mia…
Que frío hace.
Hemos luchado muchísimo, pero muchísimo, muchísimo, pero yo jamás he ido ni a la tienda a comprar fiado que decían antes que ibas sin dinero, la mayoría en aquellos tiempos. Yo si tenía para un chicharro, un chicharro, no me pasaba.
Cuantas veces hemos dicho, mi hermana y yo, la Feli, que quién nos iba a decir a nosotros que íbamos a llevar esta vejez, con todas las comodidades.
Pero la que digo, aquí, ahora mismo porque tienes muchísimos años, y claro, un día se tiene que terminar, en eso estamos, yo ya estoy en eso, como todo el mundo, pero que te digo pues bien, si sales aquí y esto vale una millonada, por eso duramos tanto.