Como si de una superposición de ventanas simultaneamente abiertas en una pantalla de ordenador podemos entender el tiempo como un estado de simultaneidad de posibles sucesos. Este estado es transicional, pues en el momento que observamos, que se produce un determinado suceso, el resto ya no son posibles, como con la caja del gato de Schrodinger, en la que el gato solo permanece vivo y muerto hasta que la caja es abierta. Esta forma de entender el tiempo, que encierra en si misma la imposibilidad de observarla, está en el concepto de periodo de retorno de la ingeniería y en las prácticas adivinatorias de una bola de cristal.

El concepto de periodo de retorno supone una forma de entender el tiempo basado en la observación, para determinar la probabilidad de ocurrencia de un suceso se observa lo ocurrido durante un largo periodo de tiempo. Las distribuciones probabilisticas de los sucesos con los que habitualmente trabaja la ingeniería son conocidas después de muchos años de observación. Pero si extrapolamos esa idea a cualquier suceso esa distribución no es conocida a priori. Podemos pensar entonces en un acercamiento experimental para determinar la probabilidad de los distintos sucesos. Pensar en un dado irregular en el que cada cara supondría un suceso, y con el que calcularíamos la probabilidad de cada uno de ellos, tirándolo un número lo suficientemente elevado de veces y contando cuantas veces del todal de los ensayos se obtiene cada cara asociada a cada suceso.

Continuando con esta idea, una bola de cristal, usada en las prácticas adivinatorias desde las tribus célticas 2000 a.C., o en las prácticas de protocienciencia del siglo XVII, podría considerarse como un poliedro de infnitas caras, en el que los sucesos que permanecen entrelazados como posibilidad han aumentado.

Pero si ese poliedro irregular comparte material con la bola de cristal o si utilizaramos la bola como en el experimento ideado, la observación es imposible por la rotura de la materia objeto de ensayo.